Crónica de la excursión parroquial a Vejer de la Frontera

El sábado 3 de junio la parroquia realizó su excursión parroquial de final de curso visitando la cercana localidad de Vejer de la Frontera. Alrededor de sesenta feligreses participaron en esta convivencia que comenzó con un desayuno en la venta de La barca de Vejer, para subir luego hasta el pueblo y comenzar la visita guiada, de manos de Inma, que con mucha simpatía y cercanía nos fue guiando por las hermosas calles de la villa al tiempo que explicaba y comentaba aspectos relacionados con la historia, tradición y monumentos de la Villa (Castillo, Cobijada, Hazas de la Suerte, etc.).

En la Parroquia del Divino Salvador nos esperaba el Padre Jesús Fabra, siempre cordial y afectuoso, que se haya destinado actualmente allí y que estuvo como seminarista colaborando pastoralmente en nuestra parroquia durante dos cursos. Tras enseñarnos el templo parroquial, le agradecimos la espléndida acogida y la alegría y el cariño que nos dispensó, y tras rezar juntos el Ángelus, se continuó la visita turística hasta la Torre del Mayorazgo y la Plaza de España.

Tras concluir la visita a pie por el casco antiguo de la ciudad, se nos ofreció ya en autobús, una visita panorámica por el término municipal. Pasando por Barbate, se cruzó por la Breña, Los caños de Meca, Zahora y El Palmar (la playa de Vejer), para dirigirnos hasta la Venta La Gitana, donde tuvo lugar el esperado almuerzo y el necesario descanso de una mañana intensa.

Y por la tarde, como un momento importantísimo de nuestra excursión, la celebración de la Eucaristía en el Santuario de Nuestra Señora de la Oliva, patrona de Vejer. Manolo Rey nos introdujo en la celebración con una magnífica presentación de la historia del santuario y de la imagen, comentando distintos aspectos y cuestiones que nos ayudaron a conocer mejor el lugar donde nos encontrábamos.

La Eucaristía, ya de la solemnidad de Pentecostés, fue un momento intenso de oración y acción de gracias en el que se puso todo en las manos de Nuestra Madre para que guíe nuestros pasos con la fuerza del Espíritu Santo. Ciertamente, en toda comunidad cristiana, animada por el Espíritu Santo, debe estar presente María. Y qué gran verdad las palabras del Papa Benedicto XVI: “No hay Iglesia sin Pentecostés y no hay Pentecostés sin la Virgen María”.

Al finalizar la Misa, y antes de regresar a Cádiz, se merendó en el bar situado junto al Santuario, continuando con la convivencia y fraternidad entre todos los feligreses.